martes, 12 de abril de 2016

LA COLUMNA DEL VIAJERO DEL TIEMPO


Se ha preguntado Usted, ¿Cuánto hace que no escucha canciones como “Aserejé” de las Ketchup, o “Mesa que más aplauda” de Clímax…? ¿Recuerda aquella canción llamada “La Macarena” de Los del Río?...
Existe un debate generacional respecto a cuál época musical ha sido la mejor y, como en todo tema subjetivo que se somete a la discusión, encontrar un punto de acuerdo es sumamente complicado.  Seguramente muchos de nosotros pasamos por el filtro que representaba la opinión de los adultos con quienes convivían con nosotros afirmando que la música de su época era mejor… Cuestión de gustos.
En la actualidad y como ha sucedido también en otras décadas, la producción de Covers es un recurso muy socorrido para cantantes y grupos del momento… sí, lamentablemente, del momento, porque aparece un par de años y jamás vuelven a tener éxito alguno.
El tono nostálgico del comentario proviene de dos verdades que son indiscutibles: por un lado, denota una pobreza en la creatividad de los nuevos compositores e intérpretes, y por otro, un pobre nivel de exigencia de talento artístico para las masas populares.
Resulta insultante escuchar versiones que en el pasado fueron gloriosas e incuestionables, léase Another Brick in the Wall (Pink Floyd) en una pseudo interpretación  de la Banda El Recodo; o escuchar Hotel California (The Eagles) en la voz de Jorge Domínguez y su Súper Class.    
¿Imagina Usted al Acapulco Tropical, o a Rigo Tovar en los 70´s y 80´s  cantando los éxitos de Barry White, Bee Gees, Elvis Presley, entre otros?  Pues así estamos de cerca con la osadía que escuchamos y que increíblemente hay quienes se atreven a denominar “un gran éxito”.
Como dije, los covers han existido siempre, pero subsisten y logran posicionarse a través del tiempo sólo aquellos que se crean con la plena conciencia del intérprete original, respetando el estilo y sensibilidad interpretativa.  Para muestra un botón: Always on my mind, interpretada por Elvis Presley en 1972, e inmortalizada en una versión Pop country por  Willie Nelson en 1982 y en una inesperada pero exitosa creación tecno pop por la banda Pet Shop Boys en 1987, sólo por mencionar algunos, pero que al día de hoy se ha producido en alrededor de 300 versiones diferentes, conservando en todas, la intención y sensibilidad de sus autores Wayne Carson,  Johnny Christopher y Mark James…  Vale decir que no fue Elvis Presley su primer intérprete, sino Brenda Lee y Gwen McCrae respectivamente, y que es una canción que muy fácilmente se escucha en estaciones de radio, en discotecas retro y en fondos musicales de reuniones sociales.
Respetable el esfuerzo de quienes se ganan la vida con el arte de la voz, pero mucho más admirable es quien también respeta un estilo, el sentimiento reflejado en la autoría de los verdaderos creadores de piezas musicales que perduran en el tiempo, década tras década.
Muchos pensamos que en el último medio siglo, la etapa más exitosa por lo perdurable de sus éxitos fueron los 80´s y 90´s en ese orden. Pero sin duda, no se trata de épocas o décadas, sino de que aún las nuevas versiones que se produzcan en el presente y en el futuro, cubran los requisitos de calidad para considerarse memorables, y dejar de ser flor de un día.

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